A través de la Historia hubo hombres y mujeres que tuvieron el valor de empezar de cero, de desembarazarse de todo lo que sus sociedades les habían inculcado para atreverse a dar los primeros pasos. Hoy comprendo por qué estudio a Sócrates, o a cualquiera de estos personajes: porque tuvieron el valor de soñar algo distinto. De pensarlo y razonarlo. De imaginar algo mejor. Hoy comprendo al que cercó la primera porción de tierra para decir "Esto es mío.", y que se encontró con una sociedad lo suficientemente empática como para comprender algo nuevo. Porque todos los que nos atrevemos a replantearnos los conceptos que nuestra sociedad ya pensó por nosotros recibimos odio, desprecio e incomprensión, pero tenemos también en los oídos los aplausos de admiración de unos pocos, la satisfacción de ser distintos y el dulce sabor de una victoria callada. Porque tenemos en nuestras manos el poder de la revolución, y hacemos que el Estado, la Iglesia, los tradicionalistas, los comunistas, y todos los que tuvieron el poder de hacer callar las voces individuales se vean sofocados por la frustración de no poder callarlas pues, sin duda, quieren tener el poder de hacerse oír.
¡Me niego a aceptar como propias las ideas calificadas de normales que mi raciocinio no comparte! ¡Me quiero hacer oír! Y es, para fastidio de muchos, lo que llevo haciendo estos últimos años y que conforma sólo el principio.
POWER TO ME!
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