sábado, 1 de septiembre de 2012

Alcemos la Humanidad


No conoce de disputas el hombre
si no hay nada que disputar,
que no hiere, muerta una bala
si a mi pecho quisiese viajar,
por la ausencia, suertuda, madura
de una mente poco estelar.

No conoce de daños mi alma,
daños que otros puedan comparar,
sólo quisiera volcarles los llantos,
las manos heridas, el rugido del mar,
que lo altivo de la indiferencia
nos hace siempre por alto pasar.

Si enraizara en nuestra alma conjunta
la empatía más fuerte y radical,
si de ella partiesen, abiertas,
las alas de la libertad,
no habría fuerzas ni actos
que callasen, coactivos, la verdad.

La verdad de una sociedad en silencio,
bajo la eterna presión de una fingida humildad
que se define al ser mencionada
por las bocas corrompidas, mandatarias,
hipócritas, en silencio y poderosas,
que la están intentando ahogar.

Hagamos del mundo uno sólo,
de nuestras manos la más grande red social,
de la iniciativa el camino
y de la unión la bandera que ondear.
Alcemos los puños, empecemos a actuar,
que si de nuestros labios salen más versos
que sean sólo para alzar la Humanidad.

Jose Manuel Calvo Pina.



domingo, 24 de junio de 2012

POWER TO ME!

A través de la Historia hubo hombres y mujeres que tuvieron el valor de empezar de cero, de desembarazarse de todo lo que sus sociedades les habían inculcado para atreverse a dar los primeros pasos. Hoy comprendo por qué estudio a Sócrates, o a cualquiera de estos personajes: porque tuvieron el valor de soñar algo distinto. De pensarlo y razonarlo. De imaginar algo mejor. Hoy comprendo al que cercó la primera porción de tierra para decir "Esto es mío.", y que se encontró con una sociedad lo suficientemente empática como para comprender algo nuevo. Porque todos los que nos atrevemos a replantearnos los conceptos que nuestra sociedad ya pensó por nosotros recibimos odio, desprecio e incomprensión, pero tenemos también en los oídos los aplausos de admiración de unos pocos, la satisfacción de ser distintos y el dulce sabor de una victoria callada. Porque tenemos en nuestras manos el poder de la revolución, y hacemos que el Estado, la Iglesia, los tradicionalistas, los comunistas, y todos los que tuvieron el poder de hacer callar las voces individuales se vean sofocados por la frustración de no poder callarlas pues, sin duda, quieren tener el poder de hacerse oír.
¡Me niego a aceptar como propias las ideas calificadas de normales que mi raciocinio no comparte! ¡Me quiero hacer oír! Y es, para fastidio de muchos, lo que llevo haciendo estos últimos años y que conforma sólo el principio.



POWER TO ME!